lunes, 14 de diciembre de 2015

Reseña de 25 de Adele

Adele 25 album cover

Adel-ante no es el lugar hacia donde se dirigió la señora Blue Adkins en su mega esperado tercer disco de estudio, nuevamente, el pasado y la nostalgia son los que ocupan un lugar central y un alma vieja con varias heridas se asoma, pero esta vez no es tan creíble, poderoso y demoledor como en la anterior ocasión (en 21). Probablemente porque aquí se oye una cierta formula para sacar lágrimas, menos música que eleve el dolor de un amor perdido y un porcentaje demasiado grande del trabajo se le deja únicamente a la voz de la cantante.

Es el caso de "All I Ask" que aún con su excelente letra (Todo lo que pido es / Si esta es mi última noche contigo / Sujétame como si fuera más que un amigo / dame una memoria que pueda usar) suena algo aburrida o demasiado "musical de Broadway" a la tercera ocasión que la escuchas por solo usar un piano; o en la yesterdayzosa "Million Years Ago" y su predominante guitarra (que sin embargo, no decepciona por una voz convincentemente dolorida en el coro); o en el soso piano de "Remedy", en la cuál además, no le creo a la artista (¿ella va a ser mi remedio con esto? mmm, no, prefiero "Don't You Remember"); y un poco con los violines que acompañan a "Love In The Dark" que creo ya haber escuchado en otras canciones de otros artistas, aunque, de nuevo, la rola no falla por la buena letra (Quita tus ojos de mí para que pueda partir) que acompaña a su dinámica in crescendo.

No obstante, me pareció que la anterior estructura se repetía con demasiada frecuencia. Es decir, canciones que empiezan tranquilas y van subiendo para dejar una explosión al final. Eso no es nada molesto en el primer sencillo "Hello" (que a mi parecer, es el que se parece más a los cortes de su anterior lp) por atacar un sentimiento universal y parecer honesta, pero en "When We Were Young", la fórmula, aún con buenas armonías, suena algo falsa (la chica tiene 27 y canta "cuando éramos jóvenes" -_-). Dicho patrón también se encuentra en "Love In The Dark" o en "All I Ask". No es que sea malo por sí mismo pero ¿dónde está la imaginación o alegría?

Está, por ejemplo, en "Sweetest Devotion", el corte más personal y verdadero del disco. Además, el único donde realmente Adele parece feliz, ¿por qué? Porque está dedicado a su hijo y eso hace que su voz sea gigante en su júbilo... la música no la deja sola, tampoco. También más juguetonas me parecieron "River Lea" por su atmósfera góspel (¡además algo sombría!) que le echa la culpa a un río (así que culpo al río Lea, al río Lea, al río Lea) o "Send My Love (To Your New Lover)" por la confianza que demuestra al descartar a un exnovio y su sencillo fondo rítmico algo pop.

Entre todas, mi preferida fue "I Miss You". Explosiva y descarada desde el comienzo (Quiero cada pedazo tuyo / Quiero tu cielo y tus océanos, también / Trátame suave pero tócame cruelmente) y algo sexosa, añorante y de recitable letra en su conjunto (Te extraño, cuando las luces se apagan / Se iluminan todas mis dudas / Tira de mí, sujétame fuerte). ¡Yeah! Lo único donde el álbum si falló feo fue en la lamentable interferencia de la guerra de volumen que afectó a la grabación (no se oye tan bien como debería). Aparten eso a la próxima y que los récords se sigan acumulando.

3.5/5


lunes, 7 de diciembre de 2015

Reseña de El Principito (The Little Prince)

El Principito Poster
Director: Mark Osborne
Actores: Melissa Gutiérrez, Manuel "El Loco" Valdés, Cecilia Suárez
Duración: 108 minutos
País: Francia
Año: 2015

Para los que han crecido y han olvidado, podría parecer otra cosa: una adaptación sin el respeto suficiente de un libro pueril, un innecesario intento de imaginar una segunda parte a una historia conocida u otra simple película de niños. Pero para mí, sencillamente, es una obra maestra. Con la grandiosa profundidad y ternura de su fuente primaria, y además, bella, simbólica, agradable al oído, inteligente y técnicamente impecable en su conformación cinematográfica.

"De pronto comprendí cierto resplandor que rodeaba su presencia misteriosa"

Al contrario de muchas personas, yo no había leído el libro de Antoine de Saint-Exupéry y por algún motivo me imaginaba su obra simple y demasiado infantil, así que no sabía que esperar del filme, no obstante, a los pocos minutos ya se vislumbraba algo especial. De forma visual (como el cine manda) se introduce un mundo monótono, conformista y robótico en donde la mamá de una niña quiere que su hija entre a la escuela más prestigiosa de todas para triunfar en la vida, al parecer, haciendo cuentas; pero no consigue ese deseo al primer intento, de manera que se muda al vecindario donde está dicha academia para echar a andar el plan B, el cuál tiene diseñado, paso a paso, minuto a minuto, todo el verano para conseguir el objetivo. Nada de juegos o distracciones. Sólo que no pensó con el vecino de al lado. En el extravagante domicilio a la izquierda, entre un montón de grises casas idénticas, vive un viejo aviador. Alegre, soñador y asiduo a mirar las estrellas, entabla amistad con su vecinita y le cuenta la historia de lo que una vez le ocurrió cuando estaba perdido en el desierto.

Desde estos primeros momentos varias figuras empiezan a cobrar una relevancia que después las elevarán, a mi parecer, a símbolos. Sutil y elegantemente se desarrolla a través de la obra las imágenes de una rosa, de un zorro, de un avión y sobre todo, de una estrella. Esta última además, va a tener otro toque preciosista, un sonido: el de una risa alegre (tal vez con algo de melancolía). Que una película incluya siquiera uno ya es difícil (ver La Cumbre Escarlata) y ¡aquí tenemos por lo menos cuatro de ellos desarrollados dentro del propio largometraje!

"Esas cosas doradas que hacen soñar a los haraganes"

Además, plasmados en la más pulcra de las animaciones por computadora (en el relato del viejo y la joven) y tiernos y preciosos cuando pasamos a la historia del Principito, ya que esta parte del relato usa animación stop-motion con papel maché (entre otras técnicas). No conforme con tener una parte visual increíble, su banda sonora brilla con delicadeza o ensueño gracias al trabajo de Hans Zimmer, Camille y Richard Harvey (más buenos usos de Lily Allen y Gabrielle Aplin); Cecilia Suárez, "El Loco" Valdés y Melissa Gutiérrez están perfectos en el doblaje y encontramos varias frases memorables como "Crecer no es el problema, olvidar lo es" o

"Lo esencial es invisible a los ojos"

Creo que el principal motivo por el que este tipo de películas es mirada sobre el hombro por los adultos, es que carecen de profundidad (Minions, te estoy viendo) o en mi caso con el Principito, por mi estúpida asociación de su imagen en acuarela con menores de 8 años. Grave prejuicio, porque las ideas de las que goza, nuevamente, no las tiene cualquier creación. ¡Esa cosa es mágico-portentosa-impresionante! Saint-Exupéry estaba tocado por el cielo o era del asteroide B612 o recibió la palabra de Hermes Trismegisto... o algo, porque ¿esa rosa? Un amor que no se cuidó, ¿el zorro? La amistad, ¿el avión? La aventura, ¿la estrella? ¿¡La muerte!? ¿resignación, alegría? ¡algo inolvidable! y ¡queda un montón más! (y cada quién aporta su significado) ¿El Principito? El extranjero que se da cuenta de nuestras limitaciones, manías o engaños; está una serpiente que es un salto a lo desconocido lleno de fe; un hombre de negocios que "no es un hombre sino un champiñón" o un amanecer que no apreciamos lo suficiente para colmarnos de alegría.

Tal vez esa admiración y amor a la obra interfiera en algunas personas cuando vean el filme ya que hacia el final se propone "¿qué hubiese pasado si el Principito hubiese crecido?" y esto no es una adaptación al cien por ciento. Yo creo que la pregunta no interfiere con el original y aquí hace sentido y complementa al relato, pues si la historia del pequeño heredero es prodigiosa, la del viejo y la niña no desmerece en lo absoluto. Un adorable veijillo le enseña a una niña a soñar y le da alegría, amistad y color a su mundo mientras la prepara para enfrentar "el sentimiento de lo irreparable"... a veces hay tanta belleza... en el mundo... y mi corazón... simplemente se va a rendir.

Parafraseando a Saint-Expéry: Es realmente misterioso el país de las lágrimas al que el Principito te puede llevar, sin dudarlo, volvería, y desde el día en que lo vi (y después leí), tal vez, cuando vea el cielo lleno de estrellas y extrañamente escuche una risa, me pondré feliz de haberlo conocido y tendré ganas de reír y las personas creerán que estoy loco, pero yo sabré, que he sido domesticado.

10/10