jueves, 26 de marzo de 2015

Reseña de Güeros



Güeros poster película
 Director: Alonso Ruiz Palacios
Actores: Tenoch Huerta, Sebastián Aguirre, Ilse Salas
Duración: 106 minutos
País: México
Año: 2014

Hay algo que esta película nos puede enseñar de una forma dolorosa (porque hay que aguantar unos muy feos 106 minutos para aprenderlo): los premios de festivales cinematográficos pueden ser engañosos. Revestida con el galardón a Mejor Ópera prima del Festival de Cine de Berlín de 2014, tenía confianza en que vería algo no tan malo. Me equivoqué.

En el estado de Veracruz, un adolescente mal portado de tez clara llamado Tomás (Sebastián Aguirre) hace la última de sus maldades y la mamá de este decide enviarlo a la Ciudad de México a vivir con su hermano de tez morena al que apodan “Sombras” (Tenoch Huerta); quien parece vivir al lado de un amigo llamado Santos (Leonardo Ortizgris). Los tres después se embarcarán en la búsqueda de una leyenda desconocida del rock mexicano que “hizo llorar a Bob Dylan” y a ellos se les unirá una mujer en el camino (Ilse Salas).

A los pocos minutos ya pone a prueba mi paciencia. El hermano menor llega con unos personajes sumamente difíciles de defender o apreciar en unos minutos iniciales, por decir lo menos: lentos. “Sombras” y Santos son estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, pero dicha casa de estudios pasa por una huelga y ellos no hacen nada más que jugar cartas todo el día y no salen de su apartamento. Repito: No, hacen, nada. El director dice que: “Lo que quería mostrar es este mundo de la juventud, una juventud mexicana que está paralizada en la indecisión”. Bueno pues estos tipos no trabajan, no estudian, no van a las movilizaciones para apoyar la huelga, no se ocupan de ordenar su departamento, no se preocupan por darle algo que desayunar a un menor de edad o de ir por él a la estación de autobuses y se roban la luz de otro departamento ayudándose de una niña con Síndrome de Down. ¡Forrest Gump no podría causar tanta empatía como ellos!

Güeros película departamento

¿Quién se salva? El carnalito güero. ¿Por qué? Porque manda a la chingada a su hermano mayor (literal) y decide ir a buscar él solo a su héroe de rock que escucha constantemente en un viejo cassette que heredó de su padre. Claro que los estudiantes universitarios lo acaban ayudando y lo suben al coche que tienen (¿cómo lo consiguieron si se ve que no hacen nada?) pero sólo después de que corren peligro de ser golpeados por el padre de la niña que les pasa la luz. La obra entonces se convierte en una road movie y por fin tenemos algo que hacer. Aunque ese algo se diluye y parece pretexto para otra cosa: mostrar la Ciudad de México.

Por diversos motivos, varias veces fortuitos y sacados de la manga y la conveniente casualidad, acabamos con un ratero invitándole una cerveza, con un campesino que cosecha bajo un cerro en las afueras da la urbe (a quien le roban), en una fiesta en el Centro Histórico, en el zoológico y en Ciudad Universitaria (no en esa secuencia). En este último lugar es donde se une Ana (Ilse Salas), quien es parte activa de los huelguistas y de quien está enamorado “Sombras”. También, es ahí donde un personaje me ayuda en mi opinión.

Cuando se dirigen a una asamblea, suben al coche a un amigo y este pregunta: “¿Qué les parece el guión de esta película”. Él mismo responde: “yo creo que es muy malo”. ¡Así es amigo, totalmente de acuerdo contigo! Ya abordé lo nada empáticos que son algunos personajes y la casualidad, pero hay que agregar un ritmo lento y tedioso; escenas irrelevantes que no mueven al objetivo principal y se extienden sin necesidad; divagaciones (gran parte de la secuencia en la universidad, entre otras); la figura interesante que sí tiene ímpetu y algo que hacer (el güerito) pierde protagonismo; hay momentos intelectualoides de cine de arte que no cuajan (close-ups orgásmicos, un tigre que provoca ansiedad, rompimiento de la cuarta pared, esos pobres jóvenes que no saben que hacer con su vida); duración demasiado larga y… ¿y el otro amigo? ¿Cómo se llama? Ah, sí: Santos. No me acordaba porque ese está más bien de relleno, lo más que hace es ayudar a los demás a tener a alguien con quien platicar. También, parece que se cree una comedia divertida… Tal vez, esporádicamente, uno que otro diálogo, no las situaciones o los personajes.

¿Qué explica entonces los premios o los buenos comentarios? Yo diría que algunos toques del director. Podría argumentarse que la ciudad es la verdadera protagonista y que en el recorrido por ésta, se vislumbran las diferencias sociales y arquitectónicas (aunque no dejo de pensar que es un recorrido forzado); además, decide grabar el largometraje en blanco y negro. Creo que eso ayuda a eliminar la fealdad de varios lugares y a concentrarnos en los personajes, y, mediante un muy buen ojo del realizador, eso logra excelentes encuadres que contrastan luces y sombras. Lamentablemente, un buen estilo sin historia no es nada. Como película, esta es mejor una exposición fotográfica. ¡¿Pero qué sé yo?! Un muchacho en la sala de cine donde la vi resume mejor lo decepcionante que es. Sus palabras: “Quiero que me regresen mi dinero. Es un robo”.  

1.5/10

Un aspecto que se me hizo extraño pero que dejo fuera de mi calificación y que el director explica como “atemporal” es el uso de la tecnología. El chico güero usa una cámara fotográfica que no es digital, un cassette para oír la música que le gusta y audífonos viejos (detalle del que un sagaz espectador en la sala comentó: “mira, usa unos Bose”), en el automóvil que usan el estéreo tiene casetera y los monitores de las computadoras son CRT al igual que las televisiones... pero después aparecen smartphones de pantalla táctil. Mmm, no me convence eso de "atemporal".


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