Director: Robert Zemeckis
Actores: Joseph Gordon-Levitt, Charlotte Le Bon, Ben Kingsley
Duración: 123 minutos
País: Estados Unidos
Año: 2015
¿Una película que abusa y aburre en el uso de las palabras, que no desarrolla bien a sus personajes y que desaprovecha prácticamente toda su primera mitad es recomendable? Sí, absolutamente, no nada más llega a ser eso, es una experiencia im-per-di-ble que solamente el cine puede dar.
El 7 de agosto de 1974, alrededor de las 7:15 de la mañana, el funámbulo francés, Philippe Petit, caminó por una cuerda que él puso en la parte más alta entre las dos torres del World Trade Center de Nueva York. ¡En serio! Sucedió realmente. No usó un arnés de seguridad y mucho menos una red de protección. Tampoco tenía el permiso de hacerlo. Fue: algo ilegal... y completamente asombroso. Esa es la base para el filme.
Antes del sorprendente acto, debemos conocer un poco al hombre que se propuso tal hazaña/locura/¿obra de arte? Aunque la forma en que el director decide lograr eso es muy cuestionable y por momentos, molesta. Desde un inicio (y lamentablemente hasta en los momentos climáticos) la historia usa a Petit como narrador. Lo único que eso logra es que en pantalla veo lo que se me está diciendo y algunas veces incluso se repiten frases que ya quedaron más que claras por lo que vi en pantalla, agruéguenle que Philippe es un hombre lleno de energía con una voz que trata de reflejar ese carácter y un acento francés peculiar, y: tenemos un detallito.
Otra particularidad que salta a la vista es el ritmo y efectividad de la primera parte de la obra. Se siente lenta y no queda totalmente claro cómo es que nuestro artista pasó de caminar entre dos árboles a baja altura a cruzar entre las dos torres de la Catedral de Notre Dame (paso previo a Nueva York) y más importante aún, no sabemos qué es lo que lo incita ni cómo es él realmente, ¿por qué lo hace? ¿Por qué? No lo sé. Tampoco conocí bien a sus amigos o a su novia. Lo acompañan y están presentes, sí, pero sólo dicen uno que otro diálogo sobre algo del momento, ¿qué los atrajo y qué pensaron de las excentricidades de su amigo artista? Es otra incógnita.
La certeza es el "golpe maestro" que hay que ejecutar en las torres más altas del mundo y una vez que estamos en la ciudad de los Yankees, la cosa se pone buena. Primero deben ingeniárselas para poner el cable en su lugar y eso no será fácil, así que el filme se transforma en una especie de relato de ladrones (no hay que olvidar que el acto era ilegal y que no obtuvieron nunca el permiso de nadie). La banda necesita un plan, los instrumentos necesarios, cómplices, saber todos los movimientos dentro de los edificios, transporte, subir hasta el último piso sin que nadie sospeche de ellos y tener todo listo por la noche para maravillar al mundo en la mañana.
Hay imágenes previas que anticipan eso.
El World Trade Center luce gigante, imponente y atemorizante... desde abajo. Petit está en papel de espía y analiza el mejor rumbo a seguir a ras de suelo, pero en cierto momento, llega a lo más alto de una torre ¡y qué vista! Lo que va a hacer y donde vamos a acompañarlo es una locura.
No hay vuelta atrás. Está decidido. Y una vez que el plan se pone en marcha la tarde antes del día previsto, subimos a otro nivel. Hay una deliciosa tensión que va creciendo constantemente al ver cómo el equipo se enfrenta a imprevistos y cómo casi fracasan antes de siquiera poder poner un pie cerca del vacío. Cuando llegan al último piso. El cine demuestra sus alturas.
Me voy a arriesgar a caer en un precipicio amigos, pero hay convicción en mí: efectos especiales al servicio de la historia como estos, no los van a ver en ninguna otra película este año y me cuesta trabajo recordar algo como lo que viví en otros filmes. Olvídense de Star Wars. Esto es lo que tienen que experimentar en una pantalla grande; esto solamente se puede gozar a plenitud en una sala de cine.
Freddy Krueger y Jason Voorhees no dan tanto miedo como lo es la vista de una muerte segura y horrible al caer más de 400 metros si cometes cualquier error. La magia que pone Robert Zemeckis y el buen trabajo de Joseph-Gordon Levitt hizo que a cada momento pensara: "¡¿cómo va a hacer eso?!" o "¡Noooooo mammmmsss! ¡No mames! ¡NO MAMES!". Quería apartar la vista, me sumía en mi asiento y me sujetaba a los apoyabrazos (mi miedo a las alturas ayudó, supongo). ¿Quieren que les diga algo más para convencerlos? En proyecciones previas, según reportes de prensa: hubo gente que vomitó.
Resistan algunos minutos, disculpen al narrador, olvídense de tratar de entender razones o personalidades y simplemente vayan a la sala IMAX más cercana y empiecen a pensar: "¡¿qué está haciendooooooooooo?! "
8.5/10
Si la película es increíble, bueno, el acto de la vida real fue... ¡Dios mío! Les dejo un video con las fotografías de ese instante (no hay video, solo fotos) que aparecieron en el excelente documental ganador del Oscar sobre esta hazaña Man On Wire.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario