Directores: Pete Docter, Ronaldo del Carmen
Actores: Cristina Hernández (Alegría), Kerygma Flores
(Tristeza), Jaime Vega (Furia), Erika Ugalde (Desagrado), Moisés Iván Mora
(Temor), Verania Ortiz (Riley)
Duración: 94 minutos
País: Estados Unidos
Año: 2015
Es una alegría escribir sobre
la importancia de la tristeza, la complejidad de los sentimientos, la
estructura de la memoria, la inteligencia, la valentía y las grandes
aspiraciones que se pueden encontrar en una mal llamada (a mi gusto) “película
para niños”; es extraño que mi gozo provenga sobre todo, de pensar en su profundidad,
ideas e imaginación pero no tanto de la diversión que me causó ver el filme,
pues este no me pareció súper entretenido.
En el décimo quinto
largometraje de Pixar nos metemos en la cabeza de Riley Andersen y conocemos a
las 5 emociones que gobiernan su cerebro: Alegría, Tristeza, Furia, Desagrado y
Temor. Hasta sus 11 años la primera fue la emoción primordial, pero la niña debe
mudarse de casa y de pronto los demás sentimientos tienen otro protagonismo.
Esta es probablemente la idea
más compleja que se ha atrevido en plasmar la compañía y lo hace
magistralmente. Los invito a reflexionar en que verán como funciona nuestro
cerebro y el mundo donde esto se desarrolla. ¡Mitología, amigos! Están las
representaciones de nuestras decisiones y las de los recuerdos fundamentales
que crean nuestra personalidad, los procesos que engendran nuestra memoria a
largo plazo y los que hacen que olvidemos las cosas, está el subconsciente y la
forma en que nacen los sueños. Está, entre todo, una transición a la madurez.
Para eso, Tristeza es un
elemento indispensable. Para mí, ella es el personaje principal. La chica de
azul es quien hace que las cosas cambien, quien empuja y acompaña a la aventura
principal, quien da al filme por muchos minutos el tono principal y quien por
lo mismo hace que la película no sea tan divertida para todos. Ese protagonismo
que le dan los creadores es cosa de valientes, de artistas. Una secuencia me
pareció sobresaliente por lo anterior (spoiler
menor a continuación): Riley se presenta en frente de su clase en su nueva
escuela y, al recordar su anterior hogar, se pone a llorar, cuando regresa a su
casa se pelea con sus padres por el mal día que tuvo (buena suerte a un pequeñín
disfrutando eso o la secuencia del pensamiento abstracto o el final del amigo
imaginario). Aplausos por mostrar eso pero tengo un ligero problema en como se
trata a la “antagonista” de Alegría. Al final se le aprecia y se le ve como
algo necesario, cierto, pero sobre todo al principio, parece darse a entender que
sería mejor que desapareciera. ¿Algunos, como cierta chica de amarillo,
tardarán en entender para qué está ahí? Un poco de mayor aprecio tempranero me
hubiera parecido mejor.
¿Pero es una comedia, no?
Mmm, pues sí… Aunque el último acto puede llegar a ser muy melancólico, no todo
es no quererse levantar o mojarse bajo la lluvia. Alegría es la coprotagonista
y siempre busca iluminar los panoramas grises, Furia es sumamente agradable, las partes infelices suelen intercalarse con algún guiño cómico y meterse en la
cabeza de otros nos hace conocer pensamientos muy divertidos. Pero son
momentos. La vela principal de este barco es algo más seria y tiene como
destino otro puerto que las meras risas.
A destacar el trabajo de
doblaje realizado. Me gustó mucho Jaime Vega (Furia) y Verania Ortiz (Riley),
al igual que Cristina Hernández (Alegría), quien parece que tuvo siempre una
sonrisa contagiosa al realizar su trabajo, pero todos mis aplausos a Kerygma
Flores (Tristeza). El volumen y ritmo de su voz es perfecto y logran una voz
memorable. También excelente el trabajo de composición de música original de Michael
Giacchino, en especial “Bundle Of Joy” y “Joy Turns to Sadness/A GrowingPersonality”, son sumamente bellas. Te hacen sonreír mientras una lágrima quiere
asomarse y su tonada se te queda en la
cabeza… casi tanto como “Tripledent Gum”.
9.0/10
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