Director: Ron Howard
Actores: Paul McCartney, Ringo Starr, John Lennon
Duración: 137 minutos
País: Estados Unidos
Año: 2016
Primera precisión: fanáticos del Cuarteto de Liverpool, recuerden que mi crítica se basa en la obra visual, no en la música; en todo caso, sería en cómo se usa la música.
Segunda precisión: este es un documental que, dice el título (engañosamente), trata sobre los años en que el grupo de rock británico, The Beatles, hizo conciertos en vivo.
Tercera precisión: Quieren tomar nuestra mano.
¿Quienes? Los realizadores. ¿Por qué? Porque parece que desean sujetarnos para llevarnos como niños por un camino ya conocido por muchos mientras evitan enseñarnos los feos paisajes en un tour de más de dos horas que dice muy poco. También se siente cierto oportunismo para subirse a la vagoneta de recientes documentales musicales exitosos como Amy o Cobain: Montage Of Heck.
Hay enormes diferencias entre ellos y este. La más importante es que aquí apenas y se roza la piel de los ídolos. La única controversia que aborda (sólo unos minutos) es aquella declaración de Lennon y el cristianismo. Todo lo demás que se presenta deja un mundo bonito y alegre. ¿Muestran alguna pelea entre ellos o con alguien cercano mientras viajaban? ¿Algún accidente de producción o de transporte o con el público antes, durante o después de la realización de un concierto? Me atreveré a preguntarlo: ¿alguna falla en sus instrumentos o en el sonido que hiciera de su presentación algo horrible? Y ¿qué hay del papel de las drogas en la realización de cierto álbum llamado Sargento Pimienta? Nada. Escenas no encontradas.
Esa última pregunta mía de hecho suena fuera de lugar, ¿qué no para el momento de Sargento Pimienta ellos ya habían dejado de salir de gira? ¿Entonces por qué el documental abarca hasta la disolución del grupo? No hay de otra, hay que culpar al director (también podría culpar a la casa productora, que es nada más y nada menos que la que crearon los Beatles, pero ¿es suficiente con imaginar que aquí pasó eso de "yo puse el dinero para esto no hablen mal de mí"?). No se enfoca en lo que promete, no da profundidad a su tema y no tiene un estilo visual que distraiga del grave hecho de que no dice nada nuevo. No hay que olvidar que parte del interés en los documentales musicales recientes es que usan collages o cambios de ritmo o secuencias animadas o hasta efectos por computadora. Son novedosos y se ven muy bien. Este parece televisión. Un video mientras se dice algo. Corte. En un estudio se entrevista a alguien. Corte. Video o foto que usa un narrador. Y así... Son igualmente cuestionables varias de las personalidades a las que se presta el micrófono para hablar. Lo hacen la actriz Sigourney Weaver o el comediante Eddie Izzard. Fanáticos que recuerdan sus impresiones de esos años. Okey, sabemos que fueron los más populares de esos tiempos pero ¿por qué no usar a más personas cercanas a los hechos en la etapa que se quiere abordar? Por ejemplo: ¿Qué tal usar a algún seguidor no tan conocido pero que los haya acompañado en varias locaciones con interesantes anécdotas? Nop. Ojalá hubiese eso. Hubo un montón de clichés estilo "el más guapo era" o "cuando llegaron a Nueva York".
Ante tal escenario llega Ayuda! El cuarteto demuestra lo fabuloso que era haciendo que el filme no sea aburrido. Hay buenas vibraciones cuando ellos mismos están en pantalla, cuando aparece gente verdaderamente cercana a las giras y sobre todo, cuando se oye una de las múltiples canciones exitosas. Además debo decir que se invitó a un nuevo integrante: Para hacer el largometraje se restauraron escenas nunca antes vistas y algunas pistas de sonido. No se usan de forma particularmente imaginativa, sí, pero eso se olvida al ver a las estrellas que presentan. Desafortunadamente, el grupo por sí sólo no puede comprar mi amor.
5.5/10
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