Director: Luis Estrada
Actores: Alfonso Herrera, Damián Alcázar, Joaquín
Cosío, Silvia Navarro
Duración: 142 minutos
País: México
Año: 2014
En un estado al norte de
México, la noticia del secuestro de unas gemelas es aprovechada por el gobernador
local para desviar la atención de la población sobre su pésimo desempeño al
usar la ayuda de la televisión para mantener e impulsar su carrera política.
Pero, el desvío es tan efectivo, que no sólo distrae a los habitantes de ese
lugar, sino también a éste quien escribe, pues esperaba una sátira más pulida y
enfocada.
Después de que el Presidente
de la República hace unas muy polémicas declaraciones, el gobierno pide la
ayuda de la televisora más importante del país (y al parecer aquí, la única)
para desviar la atención, así que, en el noticiario más importante, muestran a
un gobernador recibiendo millones de pesos de soborno. Éste funcionario luego
pide ayuda a la misma empresa para desviar la atención de esa noticia y hacer
cambiar la opinión pública que se tiene de él para luego competir por cargos
más importantes. Pero es un gobernante muy malo al que le salen nuevos
escándalos continuamente así que es difícil hablar bien de él. Afortunadamente
acontece el secuestro ya mencionado y éste da la oportunidad al político de
lucirse como un héroe y al mismo tiempo lograr la empatía de la sociedad.
El problema es que la
película le da muchísimos minutos a la historia del rapto. Se enfoca tanto en
él que por momentos parece que trata más sobre esa cuestión que sobre política.
Cierto, esa noticia justifica el cambio de percepción y el éxito para ese
servidor público, pero podrían habérsele dedicado menos minutos en una
película que se siente larga y muy solemne. Esa solemnidad
perjudica sobre todo a un actor: Joaquín Cosío. Su personaje es casi unidimensional siendo un paladín de
la justicia y la honestidad que no convence con sus discursos morales y acaba
aburriendo.
Damián Alcázar hace un muy buen
papel como el gobernador corrupto. Hay mucha naturalidad en sus actos y en su
lenguaje; proyecta la desvergüenza de un político que cree que hace lo necesario y
correcto. No obstante, la sorpresa la da Alfonso Herrera. Actor más conocido
por su papel en la telenovela Rebelde, aquí convence como un inteligente
productor televisivo encargado de ayudar al personaje de Alcázar. Grandísimo
acierto: Sergio Mayer como Presidente de México, ¡igualitos!
Esas buenas actuaciones explican el contubernio Televisión-Política. Un problema latente en el país que hay que denunciar, pero lo hacen en medio
de una sátira que se da mucha importancia a sí misma, que casi no ríe, que se
distrae y que hace quedar mal a la política pero no tanto a la televisión. Y
aquí van mis motivos:
1) El productor televisivo
interpretado por Alfonso Herrera es el personaje más inteligente y más
proactivo. De hecho, para mí, es el verdadero protagonista. ¿Por qué? Porque él es quien constantemente da la solución a los escándalos gubernamentales, es el líder que lleva al éxito a su equipo, realiza el trabajo
para el que fue contratado y además, al final, su trabajo lo recompensa y
beneficia a la mayoría de los demás personajes.
2) ¿No es un poco
contradictorio atacar a la principal empresa televisiva del país pero aún así
usar a muchos actores identificados con ella? ¿Esto incluso no habla bien de
esa empresa, pues deja que varias de sus estrellas actúen en una obra que la
critica fuertemente?
3) Los llantos falsos de la
mamá de las niñas secuestradas (Silvia Navarro) más toda la atención que se
vierte en ese tema son dignos de una telenovela.
4) Por problemas con el
financiamiento (y aquí puedo pecar pero creo que hay que hacerlo notar), la película fue
rodada en formato digital 2k, irónicamente, eso la hace ver más como televisión
que como cine.
6.5/10
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