Ella Marija Lani Yelich-O'Connor, “Lorde”, es una adolescente neocelandesa que no sólo hace canciones con fondos electrónicos minimalistas que hacen recordar la voz de Lana del Rey a cada rato y que conquistan las listas de éxitos, también es una chica que escribe crónicas de historias cotidianas del tercer mundo que sus mismos habitantes rara vez plasman.
Buzzcut Season
probablemente nunca entienda por completo eso de: “Tomamos el autobús con las
rodillas recogidas […] Cierro mis ojos a la canción que suena” hasta que se
suba a una “micro” (de microbús) que transite por una colonia popular en la
Ciudad de México, Team habla por millones
al decir: “Vivimos en ciudades que nunca verán en pantalla / No muy lindas,
pero definitivamente sabemos como hacer funcionar las cosas” y niños sin
maestros, jóvenes sin escuela o adultos sin trabajos bien pueden entonar 400 Lux ( “nunca acabamos con matar el
tiempo / ¿Puedo matarlo contigo?”).
Lo interesante es que en
ellas no hay pesimismo o tristeza melodramática, sino confianza juvenil valemadrista
ayudada por una buena producción a cargo de Joel Little (él hace la instrumentación). Cierto, algunos
cortes suenan algo planos, demasiado parecidos o temáticamente invariables y a la
voz de nuestra protagonista puede faltarle pasión, pero no son inconvenientes
terribles y a ella le basta subir un poco el tono para recuperar la atención.
Cosa que obtuvo de mí en un
principio con Royals. Un casi himno
para las clases bajas (“Nunca he visto un diamante en vivo”) que honestamente
pensé iba a ser lo único bueno que tendría. No es el caso. Muy buenas también, Ribs y A World Alone. La primera, una muy honesta e identificable historia de
maduración (“Y nunca me he sentido más sola / se siente tan temible, volverse
viejo”), la segunda, el reconocimiento de la soledad en un mundo hipócrita (“Tú
eres mi mejor amigo y bailamos en un mundo solitario”)... ¿alguien como ella en
el feliz México?
4.0/5
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